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Foto del escritorVanina Lourdes Jordan

Ambiente del ser


La vida comienza en un ambiente propicio para poder desarrollarnos, cuando el tiempo de gestación termina, nuestro ambiente cambia, podemos respirar por nuestros propios medios, dejamos de depender de eso inicial. Cuando llega el momento nuestro ambiente cambia, las reglas cambian, nuestra forma de interactuar con ese medio y nos moldea, nos determina, nos impone y nos deja desarrollarnos siendo libres de elegir como usarlo, en cada etapa de la vida, mas consciente.


El ambiente primero nos lo brinda un ser, nuestra madre biológica. El segundo ambiente nos lo brinda el mundo, nuestros madre-padre-tutor, ese hogar que pensaron para que habitemos. Ese ambiente es un Ser que nos envuelve, que lo vemos y sentimos como espacio pero bien podríamos imaginarnos que es como un útero, nosotros ahí dentro no veíamos al ser que nos contenía.


Imaginemos que ese ambiente es nuestro Hogar, un Ser grande, sólido, como cuidamos de él afectará nuestra forma de existir dentro.


El lugar del mundo en el que crezcamos con sus presiones atmosféricas, humedad, climas y varios factores mas, determinaran "lo normal" para nuestras células. Así mismo nuestros vínculos primarios y cercanos.


Somos ambiente para nuestras células, somos hogar de esa vida que nos da vida.

Mi propuesta en esta reflexión es ver/analizar/sentir como habitamos el espacio que nos rodea; observarnos tratando con ese ambiente como si fuese un Ser, ya no lo vemos como algo material ajeno, sino como una estructura que nos protege, emana energía y nos acompaña a crecer.


Nuestras experiencias a lo largo de la vida pueden ser ir cambiando (cada cierto tiempo) de hogar o haber estado toda una vida en un mismo sitio. Pensar/sentir/ver cómo se fue transformando el lugar a medida que crecimos: el ejercicio del día!.


¿Y que sucede cuando habitamos espacios de otras personas, por un tiempo determinado? Podemos habitar estos espacios como si fueran el Ser que vive allí dentro, una extensión de su Ser.


Algo que sucede cuando compartimos y nos vinculamos con los demás es que recibimos sus palabras, pensamientos, acciones de forma directa, todo esto hablará de la forma que habita su ambiente.


Cuando entramos a un hogar, entramos a un Ser, entramos a una vida, solida, a una mente, a emociones. Si estamos abiertos a dejarnos moldear por las personas que amamos, que son parte de nuestra vida, que apreciamos de cierta forma, habitar su hogar será entender la lógica de su Ser, el por qué es así; y sucede una sinergia interesante: ese hogar nos moldea y nosotros también le aportamos algo a ese hogar.


Por otro lado, nuestra rutina, nuestras costumbres, nuestras posibilidades si cambiamos de ambiente se modifican. Honrar un ambiente es abrirnos a experimentar aquello que nos propone con la disposicion de las cosas, las cosas en si mismas y vernos con nuestras actitudes, emociones y pensamientos constantes... Pensar/sentir/ver ¿Qué se mantiene?, ¿Qué se modifica por simplemente cambiar de espacio?. Nos transformamos y transformamos lo que nos rodea!.


Reconocer lo que deja nuestro Ser por donde pasa también es un ejercicio de registrarnos, de valorar esa esencia que emanamos con nuestro andar!.


Muchas veces para sanar necesitamos cambiar de ambiente y estar abiertos a transformarnos, entender y ver nuestra vida desde otro punto de vista, desde otro espacio.



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